A pesar de que las mujeres representan la mitad de la población mundial1, su contribución al PIB global solo alcanza el 37%2. Esta distribución asimétrica se explica, principalmente, por las brechas de género que se continúan presentando en los mercados laborales. De acuerdo con datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), solo el 50 % de la fuerza laboral femenina trabaja, en comparación con el 77 % de los hombres; y perciben un salario 23 % inferior a la contraparte masculina3. Actualmente, la  inequidad salarial entre hombres y mujeres se calcula en USD 172,3 billones, lo cual equivale al doble del PIB mundial4. En consecuencia, las brechas laborales y salariales representan grandes barreras   para el crecimiento económico. Además, generan una perpetuación de las desigualdades, en tanto la dependencia económica y la insuficiencia de ingresos son dos de los principales factores que inciden en la permanencia de las mujeres en situaciones de violencia e inequidad5.

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A partir de 2018 una de las iniciativas globales para abordar este desafío, es el 2X Challenge: Financiamiento para Mujeres. Su principal objetivo es canalizar capital financiero hacia las mujeres desde una comprensión integral de lo que implica realizar inversiones en y con mujeres. Así, esta iniciativa incentiva tanto la recopilación de datos y la medición de la participación de las mujeres en los diferentes aspectos de un negocio, como el impacto de invertir en ellos, atendiendo a lentes de género compuestos por cinco criterios: emprendimiento, liderazgo, empleo, consumo e inversión a través de intermediarios financieros.

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En América Latina, estos criterios6 dieron pie a la configuración de Munay, la iniciativa de financiamiento  que tiene como objetivo contribuir al empoderamiento socioeconómico de las mujeres emprendedoras bolivianas. Ofrece nanocréditos con montos promedio de USD 300 a emprendimientos que cumplen con al menos uno de los cuatro primeros criterios de género del 2X Challenge. La propuesta es especialmente relevante para el contexto boliviano, en donde el crédito promedio otorgado por las microfinancieras ha aumentado en los últimos años, pero se ha ido direccionando hacia clientes cada vez más grandes, por encima de los USD 18007.

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Munay surge entonces a partir de un análisis de las necesidades de capital no atendidas por el sistema financiero tradicional y las microfinancieras. Con la implementación del enfoque de género en sus inversiones. Munay pretende contribuir a la disminución de las brechas de género, considerando la inclusión financiera como una herramienta trascendental en su propósito. Su oferta de valor descansa en la provisión de financiamiento a la medida con montos bajos, de ágil acceso y sin garantías por parte de las personas y/u organizaciones por financiar, lo que se traduce en un riesgo alto, pero controlable, asumido por Munay, que acompaña el financiamiento con asesorías personalizadas.

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Munay es un vocablo de origen quechua que significa querer. Desde esta concepción, la organización se percibe como una plataforma que impulsa el trabajo mancomunado. Así, se constituye como una comunidad de soporte. Para ello, Munay ha instituido la coMUNAYdad, como un grupo en donde interactúan las emprendedoras bolivianas que impulsan emprendimientos con perspectiva de género, con las ñañays8, quienes asesoran técnicamente a las emprendedoras y el propio equipo de Munay. De esta manera, la coMUNAYdad cumple con el propósito de empoderar a las emprendedoras bolivianas, contribuyendo al cierre de la brecha de género.

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De igual forma, los emprendimientos que hacen parte de esta comunidad asumen la Declaración de 

Emprendimiento Socialmente Responsable9, como una política de exclusión que establece que ningún  

emprendimiento de la plataforma, ni los productos y/o servicios ofrecidos, están relacionados con  actividades que dañan de alguna forma a la sociedad y al planeta.

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El modelo de negocio de Munay se compone de tres pilares. En primer lugar, la organización ofrece  visibilidad a las emprendedoras mediante la divulgación de sus productos y servicios en su página web, junto con la socialización de las iniciativas dentro de la coMUNAYdad, y la provisión de otros beneficios, como el acceso a asesorías personalizadas. En segundo lugar, Munay provee financiamiento a través de nanocréditos diseñados a la medida de las necesidades de las emprendedoras, con el interés de generar un impulso financiero a sus emprendimientos. Por último, la organización proporciona conocimiento a partir de un esquema de mentorías individualizadas en temas específicos bajo demanda de las emprendedoras, fortaleciendo así las capacidades del emprendimiento en algunas

de las siete áreas ofrecidas: Finanzas, Impacto, Legal, Marketing, Planeación estratégica, Asesoría para postulaciones y Sistemas.

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Estos servicios se ponen a disposición de las emprendedoras en la página web de Munay. De esta  manera, la coMUNAYdad parte de una apuesta por la digitalización, persiguiendo no sólo un mayor alcance dentro de los potenciales emprendedores financiados, sino también un menor volumen de costos fijos. En la plataforma de la coMUNAYdad10, Munay ha establecido una moneda digital no inflacionaria denominada Muni, a través de la cual los emprendimientos pueden acceder a las asesorías personalizadas11. Al pagar el costo de inscripción en la plataforma12, obtienen 200 munis mensuales, redimibles en hasta tres mentorías por mes en las siete áreas disponibles.